José Castillo «Castillito» imagina y sueña en 24 cuadros por segundo
José Castillo «Castillito», es un pionero del cine animado en Venezuela. Hoy a sus 95 años sigue aportando conocimiento y es historia viva del séptimo arte nacional. Desde su casa, ubicada en el 23 de enero en la ciudad de Caracas, ha imaginado historias cuadro por cuadro, por más de 40 años.
Cineasta y periodista, José Castillo, Premio Nacional de Cultura mención Cine año 2012-2014, es sinónimo de constancia y esfuerzo. Se ha destacado a lo largo de su carrera recibiendo reconocimientos por su obra dentro y fuera de nuestras fronteras en países como Japón, Dinamarca y Estados Unidos.
Todo comenzó en la década de los 70 tras escuchar el relato de un niño que deseaba ver un dibujo animado hecho en su país, eso despertó en él la motivación para hacer una animación original con sello venezolano, inspirado por el cineasta experimental canadiense Norman McLaren quien dibujaba directamente sobre el celuloide cuadro por cuadro, y realizó lo que sería su primera película titulada «Conejín» (1975).
La historia de «Conejín» recrea las aventuras de un divertido y soñador conejo que vuela con la ayuda de un papagayo. El personaje es la interpretación que concibe de él mismo, pues de niño siempre tuvo el deseo de recorrer toda Caracas volando con un papagayo, algo imposible para él pero no para «Conejín». Castillito tardó dos años en dibujar el cortometraje animado de tan solo tres minutos de duración, fue un trabajo sumamente complejo y meticuloso, teniendo en cuenta que el movimiento en el cine se logra con 24 imágenes por segundo.
A eso se le sumaba la dificultad de llevar la secuencia entre un dibujo y otro para que existiera la sensación de movimiento. Un trabajo artesanal que no se percibe al ver el cortometraje de tres minutos pero que está allí y es necesario difundirlo.
A pesar de que ya existía para la época en la que comenzó a crear, cineastas abstractos y experimentales en otras partes del mundo dibujando sobre celuloide, sin duda alguna Castillito ofreció una contribución a la técnica, pues no solo la experimentó sino que la transformó desde su manera personal de ver las cosas, le aportó un toque venezolano.
Muchos realizadores de dibujos animados de la época se regían por parámetros establecidos. Sin embargo Castillito tuvo su propia manera de crear, fue y continua siendo un creador libre e independiente de cualquier grupo o concepto de producción audiovisual convencional.
Hizo lo que muchos consideraban incorrecto, rompió todas las reglas y estableció las suyas, no solo rayando la película, sino que las rayas se movían como él quería, trasformando y agregando sus «fantasmas y fantasías» al cine.
José Castillo sigue siendo un hombre soñador, y asegura que todos los seres humanos lo somos, la diferencia es que no todos soñamos con lo mismo. Su forma de soñar es única al igual que él. Sueña con su madre, su hija, su esposa, que ya no están físicamente, con figuras en panorámica, a color y en blanco y negro, se podría decir que él sueña con el arte y lo hace despierto.
En sus obras está representada la cultura y el sentir de un pueblo. Sus animaciones hablan de la paz, de Caracas, de Venezuela y del mundo.
Las animaciones son para él «fantasmas» que están encerrados en una lata de película, que adquieren vida cuando están siendo proyectados en una pantalla, ahí ocurre la magia. Este grande del cine ha afirmado en varias de sus entrevistas y exposiciones que «la animación es dar vida».
«Castillito» como suelen llamarle de cariño es un ejemplo de constancia, de voluntad, de esfuerzo, y sobre todo ejemplo de que querer es poder, pues a pesar de ser un hombre que vive en condiciones modestas, de no tener equipos de producción sofisticados, ni estudio, ha hecho cine con la fantasía como herramienta de trabajo. Es un hombre firme en su condición de cineasta, de artista, de pensador y de creador.
Posee en su filmografía más de 20 producciones, con títulos como «La hormiga de Hiroshima», «La cueva», «Fantasía china», «Cinético» I y II», «Fiesta», «La serpiente emplumada», «Fantasía Japonesa», «Platero», «La cucarachita», «Reverón» y «¡Ay Zaragoza!» entre otros.
En el documental «Los sueños de José Castillo» dirigido por Luis y Andrés Rodríguez, «Castillito» manifiesta una reflexión sobre su trabajo. «Uno está acompañado de una gran cantidad de espíritus y de sonidos, de colores y de brisas del mar o de la montaña todo eso hace posible que las ideas sean las ideas más bonitas, más importantes en el sentido del momento que se esté laborando en soledad».
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Texto: Jerick Hidalgo.
Fotografías: Cortesía/Fotogramas «Los sueños de José Castillo» de Andrés y Luis Rodríguez