“Hijos de la Sal” llega para hacerle sentir al espectador una experiencia sensorial
Rompiendo la estructura narrativa tradicional, el film reta al público a adentrarse en el mundo interno de los personajes protagónicos
“Hijos de la Sal”, película dirigida por Luis y Andrés Rodríguez, muestra como bajo el mágico paisaje de la Península de Paraguaná en el estado Falcón dos hermanos deben sobrevivir por su cuenta tras la muerte de su padre.
“Siempre pensamos que era un escenario perfecto para hacer un largometraje de ficción, una historia más íntima” relata Luis Rodríguez. Y es justamente lo que el espectador tendrá al momento de ver esta cinta, pues, en ella se desarrollan las relaciones más cercanas, no solo en el aspecto físico sino también espiritual.
“La película muestra esas dimensiones internas de los personajes, porque no es una película realista, logras tener acceso a su mundo interior, a sus sentimientos, sus sueños, pesadillas, deseos” explica Rodríguez.
El film es una propuesta cinematográfica que rompe con las estructuras narrativas tradicionales, lo que podría gustar o no al espectador, sin embargo, sus realizadores esperan que el público está abierto a ver algo distinto, donde sea capaz de interpretar y se adentre en el universo de la película.
“Esta película no es algo que se pueda leer literalmente porque tiene muchos subtextos, hay cosas que no están verbalizadas, hay una cantidad de elementos que están presentes en la imagen y hay un trabajo de interpretación y deconstrucción que tiene que hacer el espectador”, concluye el director.
En efecto, los hermanos Rodríguez tratan de hacer en este film un cine que permita un contacto sensorial, que vaya más allá y trascienda lo verbal. Es sin duda una película con contenido, que subvierte las estructuras tradicionales.
“Hijos de la Sal” se encuentra actualmente en la cartelera de cine nacional, por lo que se invita al público venezolano a verla y permitirse así encontrarse con un nuevo cine hecho en casa y que propone una visión cinematográfica distinta.
Presa Cnac/ Klaudia Flores