“La distancia más larga” retornó a su punto de partida: La Gran Sabana

El Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y el Circuito Gran Cine trasladaron una pantalla gigante para la proyección especial del filme dirigido por Claudia  Pinto

La distancia más larga

La comunidad indígena Paraitepuy de Roraima queda a 22 kilómetros (una hora) de la principal carretera de la zona, conocida como la vía troncal 10 de La Gran Sabana, y a 600 kilómetros (10 horas) de la ciudad de Puerto Ordaz, donde se encuentra el único cine comercial del estado Bolívar. Desde su fundación, nunca se había proyectado una película en pantalla grande, hasta el pasado 4 de septiembre cuando se estrenó “La distancia más larga”, filme dirigido por Claudia Pinto Emperador, quien rindió homenaje al místico lugar y la población que la recibió tres años atrás durante el rodaje de su ópera prima.

El estado Bolívar fue la primera región seleccionada por la cineasta para iniciar la gira promocional de su película fuera de la capital. La noticia sobre la exhibición del filme se propagó pocos días antes en comunidades como San Francisco de Yuruaní y el pueblo de Santa Elena de Uairén. Al caer la tarde del jueves pasado, los pemones de Paraitepuy y pobladores de las zonas adyacentes comenzaron a llenar las sillas vacías ubicadas frente a la pantalla gigante del Cine Móvil Popular, perteneciente al Circuito Gran Cine. Por primera vez en su historia los imponentes tepuyes cedieron el protagonismo a la imagen digital proyectada de la película de Pinto. El cine, entrada la noche, se robó las miradas y la atención de la gente.

“Dudo mucho que haya un cine con estas características en alguna parte del mundo y mucho menos presentando una película de la cual formó parte la comunidad”, comentó el guía turístico Iván Artal, momentos antes de la proyección de la cinta. Justamente, el equipo de “La distancia más larga” se hospedó en las cabañas de Paraitepuy y compartió con la población al menos durante tres semanas mientras se desarrollaba el rodaje.

El objetivo inicial era ubicar el espacio ideal para la construcción de la casa de Martina, personaje interpretado por la actriz española Carme Elías, quien decide tomar una decisión crucial en su vida en el lugar más preciado: La Gran Sabana. Sin embargo, no sólo hallaron el emplazamiento perfecto, sino la disposición de la gente para colaborar en áreas fundamentales como la construcción de la escenografía, el cáterin y la colaboración de varios guías pemones en el recorrido y la instalación de equipos en las zonas turísticas donde se desarrollaron varias escenas.

“Esta proyección es muy particular porque la gente se veía reflejada en la gran pantalla. Había una complicidad con lo que estaba ocurriendo”, explicó Pinto, quien desde el estreno de su filme en las salas de cine apuesta por que cada espectador haga la película “suya”. La directora estuvo acompañada del joven Omar Moya, quien interpreta a Lucas en la cinta, la actriz Malena González (Sara, la madre del niño) y la productora ejecutiva Claudia Lepage. El Roraima les regaló dos días despejados bastante inusuales en plena época de lluvia.

Reencuentro

La distancia más largaArtal afirma que La Gran Sabana tuvo un significado muy profundo para Pinto. “Cuando ella vino hace 13 años como turista se conectó con su interior, con el ser profundo que muchos tenemos escondido, silenciado, y que la naturaleza te lo expone, hecho que suele suceder mucho en esta zona”, agregó.

Justamente, “La distancia más larga” es una película que habla del perdón y la necesidad de reconciliarse con la vida. El filme lleva al espectador a través de un viaje emocional y físico, y expone el contraste entre la agobiante cotidianidad de la capital del país y la serenidad que ofrecen las formaciones montañosas más antiguas del planeta.

Buena parte de las 407 personas que hacen vida en la comunidad indígena Paraitepuy de Roraima, registradas por el Capitán Marco Ribero, nunca habían visto una película en una pantalla de cine. “Creo que la película es de esa gente también, de ese lugar. Me siento plena, satisfecha y muy feliz. Es una mezcla entre felicidad y nostalgia. Es recordar todo el proceso desde que visitamos ese lugar desde la primera vez. Fue muy intenso emocionalmente para mi, pero sin duda una experiencia humana muy difícil de narrar.” expresó la directora.