Lo mejor del cine mundial en la historia con Román Chalbaud
El realizador venezolano imparte un ciclo de 17 películas clásicas, las mejores del mundo desde su óptica, en la sala Román Chalbaud del Laboratorio “Rodolfo Santana” de Cine y Audiovisual, todos los viernes.
Desde la sala que lleva su nombre en el Laboratorio “Rodolfo Santana” de Cine y Audiovisual de Venezuela, el mítico realizador Román Chalbaud imparte un foro de apreciación cinematográfica en el que desnuda a las películas más importantes de la historia del séptimo arte mundial, compartiendo con los participantes su óptica artística y técnica.
El ciclo de obras clásicas -escogidas por Chalbaud- inició el viernes 11 de septiembre con “La pasión de Juana de Arco” (1928), de Carl T. Dreyer, en el que participaron trabajadores del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), directores audiovisuales y público en general. Esta maravillosa bitácora de largometrajes se apreciará todos los viernes de cada semana, hasta el 15 de enero de 2016, cuando finaliza su primera etapa.
En la película francesa de Dreyer, que permaneció perdida mucho tiempo luego de que fuera censurada en la época y posteriormente incineradas todas sus copias, es una versión restaurada que refleja la vena artística del cine mudo, utilizando como esencia en cámara una serie de primeros planos que reflejan acertadamente la pasión que sufrió la heroína y santa nacida en Domrémy, mediante estremecedoras actuaciones como la de su protagonista, María Falconetti, incluyendo a figuras que posteriormente se convertirían en leyendas de la interpretación, como Antonin Artaud.
“Nunca me había emocionado tanto viendo esta película, pues al haber un grupo de gente, se contagian las emociones. A medida que avanza el filme, es extraordinario el papel de Falconetti. El director hizo todo en primeros planos. Él rechazó hacer las batallas y plasmó el juicio. Ahorita, la iglesia tiene tanto dinero que podría, por dos veces, salvar al mundo del hambre”, expresó Chalbaud luego de la proyección.
La obra muestra el juicio y muerte de Juana de Arco, ubicada en el tiempo en mayo de 1431, en Ruán, utilizando los espacios de la sala tribunal, la celda, el cementerio y la plaza pública. La joven fue condenada a morir en la hoguera por herejía, luego de que afirmara haber sido enviada por Dios para salvar a Francia.
“Alguien dijo que cuando el cine empezó a hablar, dejó de ser lo mismo. Otros defendían la palabra, pero es el abuso de ella lo que hace mal. Cuando el cine era mudo, era más inventivo. Se inspiraban con más imágenes. Poner la cámara, un resplandor atrás y la mujer, le da una pureza extraordinaria”, agregó el director de filmes como “El pez que fuma” (1977), “La gata borracha” (1983) y “La oveja negra” (1987).
Adicionalmente, el cineasta destacó la importancia de sensibilizar a la población con respecto a la verdadera esencia de la cinematografía, siendo éste uno de los objetivos del foro, en el que interactuó en gran medida con los presentes.
“El cine se ha contaminado y convertido en una cosa muy alejada del arte. Agraciadamente, todavía existen muchos creadores que lo hacen puro, pero cada vez es menor, porque el mercado les exige otro tipo de elementos. La técnica es importante, pero lo principal es lo humano. Yo dejé de ver cine de Hollywood. Antes explotaban cinco carros, ahora como 17. A veces las hacen malas a propósito, para que la gente coma más cotufas, que dan más dinero que la venta de boletos. Tenemos que huir de eso y tratar de salvar a la cinematografía por lo que realmente fue”.
La gama de largometrajes que el maestro Chalbaud seleccionó incluye títulos como “El acorazado Potemkin” de Sergei Eisenstein (1925), “La quimera de oro” de Charles Chaplin (1925), “Viva la libertad” de René Clair (1931), “Ciudadano Kane” de Orson Welles (1941), “La edad de oro” de Luis Buñuel y Dalí (1930), “Hamlet” de Laurence Olivier (1948) y “Ser o no ser” de Ernst Lubitsh (1942). En total son 17 obras clásicas.
El próximo viernes 18, se proyectará “Metropolis” de Fritz Lang (1926). Los asistentes al ciclo aprovecharon la oportunidad para conocer más acerca de Román Chalbaud, quien se mostró entusiasmado con el interés del público y no dudó en dar algunos ‘tips’ para encaminar a los futuros cineastas.
“Lo primero es tener un buen guión. Ya con eso sabremos qué tan buena será la película. También toda la gente que te rodea, porque es como una orquesta. No hay una receta para hacer buen cine. Debe tener una magia, pero todo viene del argumento. ¿Qué vas a contar? Ese cuento debe tener estupendos colaboradores. Pero reglas no hay, si no, no hubieran películas malas”.
Texto y fotos: Ernest Stuyvesant