“El vampiro del Lago”, un thriller negro con sed de sangre
El lunes inició en Caracas el rodaje de la ópera prima de Carl Zitelmann, una adaptación literaria de la novela “Un vampiro en Maracaibo”.
Un enigmático asesino corta la yugular de sus víctimas para beber su sangre. La ciudad suda a la sombra de un homicida asociado con la brujería que hace de sus violentos actos un ritual. Más de treinta almas han caído en su afición mortal, cifra que le basta al escritor “Ernesto Navarro” (Sócrates Serrano) para iniciar una exhaustiva investigación y detener la ‘hemorragia’. Su indagación lo conduce a perseguir a un hombre que, como el mismísimo diablo, se habría paseado por distintas décadas y generaciones dejando una estela lúgubre de crímenes como legado.
“El vampiro del Lago”, ópera prima de Carl Zitelmann, inició su rodaje en Caracas el lunes, en una quinta de La Carlota, donde se plantó el set que refiere ser el hogar de “Jeremías Morales” (Miguel Ángel Landa), un excomisario de la policía científica que se encargó del caso años atrás, en 1975, y es entrevistado por Navarro en la época actual.
Ya como un anciano obstinado, Morales se niega a cooperar con el redactor al primer contacto, pero finalmente accede a contar la historia que vivió hace décadas, cuando capturó a ‘Zacarías Ortega’, alias ‘El vampiro del Lago’. Misteriosamente, los homicidios se repiten aproximadamente cada 40 años. Un supuesto pacto con satán le habría concedido la inmortalidad al ahora criminal más buscado. La intriga crece con la aparición de Agapito (Francisco Díaz), un octogenario que asegura que su padre adoptivo tenía las mismas prácticas del asesino, pero en la Venezuela de los años 30, cuando gobernaba Eleazar López Contreras.
La película es una adaptación literaria de la novela “Un vampiro en Maracaibo”, de Norberto José Olivar. “Traté de ser lo más fiel posible a la historia, porque sin duda es uno de mis libros favoritos. Fue un reto adaptar una novela tan interesante, compleja y que además me guste tanto. Siempre trato de conservar todo, pero hay cosas que necesariamente hay que cortar y dejar ir. Mantuve la esencia de la novela y sus personajes principales”, contó Zitelmann al culminar la mañana del primer día del rodaje.
En tres épocas diferentes transcurre la trama, pero en todas ellas, “el vampiro” será interpretado por el mismo: Eduardo Gulino. Él afrontará el reto de asumir ligeros cambios de personalidad en las distintas edades del tiempo, pero sin perder el toque oscuro y trastornado. Abilio Torres es ‘Morales’ joven -muy parecido a Miguel Ángel Landa en los tiempos de ‘Cangrejo’ (Román Chalbaud, 1982), según refirió el director-. La actriz Julie Restifo se meterá en la piel de la jueza.
El guión, escrito por Zitelmann, atravesó una serie de transformaciones hasta dar con una versión final que lo complació. “El primer resultado fue una locura, porque tenía casi todas las escenas y situaciones de la historia original. Tuve que darle la vuelta para encontrar, dentro del libro, lo que funcionaba para la gran pantalla. En ese momento, decidí recortar lo que había organizado para hallar el marco dramático, que está cargado de acontecimientos que van convergiendo en una sola historia. Una vez que obtuve un guión con el que me sentía cómodo, introduje el proyecto en el CNAC, en Desarrollo de Guión. Me asignaron a Frank Baiz, con quien tuve una experiencia maravillosa. Reforzamos el personaje principal y desde entonces hubo una evolución increíble”.
Gerard Uzcátegui está a cargo de la dirección de fotografía del filme, junto con la dirección de arte de Matías Tikas, la producción de Rodolfo Cova (Factor RH), sonido de Carlos Bolívar, vestuario de Marisela Marín, música de Alain Gómez y con María Carolina Aguero como jefa de producción. La obra fue aprobada en la Recepción Permanente de Proyectos Cinematográficos (RPPC) del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), en el I corte del 2015.
Al culminar las escenas en La Carlota -donde capturarán la columna vertebral de la trama-, se trasladarán a locaciones como la Laguna de Tacarigua, Guarenas y Charallave. Anteriormente, Zitelmann dirigió los cortometrajes “Autómata”, “Temerario”, “Heavensong”, “Ritual”, “Playback” y “Flamingo”, éste último ganador del Grammy Latino a mejor video (2014), tema de la banda venezolana La Vida Bohéme. También es conocido por su trabajo en videoclips musicales y comerciales de televisión.
En éste, su primer largo, se propuso crear una atmósfera oscura con rangos de color limitados, para enriquecer la estética visual y tatuar su estilo tras las cámaras. “La idea es tener una película muy oscura, pero con color. Dentro de ese cine negro, lograr un juego entre claros y oscuros para resaltar el rojo, el verde y el sepia”.
Texto y fotos: Ernest Stuyvesant