«La creación es imaginarte algo que es factible con los recursos que tengas»
José Rafael Melo, escritor, productor y director de cine y televisión fue el segundo invitado en el ciclo de clases magistrales organizado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), en su programa Descubriendo Nuestros Protagonistas del Cine Venezolano.
A los 12 años, José Rafael Melo tomaba fotografías y las revelaba en el baño de su casa.
Sus padres le habían regalado un laboratorio fotográfico en blanco y negro, y a José Rafael le entusiasmó las imágenes desde el primer momento; quería ser fotógrafo profesional pero sus familiares esperaban que estudiara una carrera seria: ingeniería como su papá o medicina.
Con estas primeras experiencias de su niñez, el escritor, director y productor de televisión y cine en el país, José Rafael Melo, compartió en la Sala de Formación Román Chalbaud del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, una exposición histórica sobre su trabajo en las décadas de los años 80 y 90 desde la perspectiva de un productor en el área de la publicidad, cine y televisión.
“Tenemos que aprender a hacer las cosas, amar esto. Yo no me veo haciendo otra cosa en mi vida que no sea la producción, el cine, la televisión (…) desde 1965 hasta hoy lo único que he hecho es esto, y esto es lo que amo hacer”.
En su juventud, Melo comenzó la carrera en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero dos años después abandonó el país hasta llegar a México donde se inscribió en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México.
Al terminar la carrera, trabajó en los Estudios Churubusco Azteca, “era muy difícil trabajar en México porque para ellos era primero los mexicanos, segundo los mexicanos, tercero ellos y después ellos mismos, y probablemente en algún momento los demás. Pero tuve la fortuna de entrar a Churubusco y como tenía fuerza física conseguí trabajar en máquinas”.
José Rafael Melo se integró a la producción de la película “La isla de las vírgenes” dirigida por “El Indio” Emilio Fernández, “ a él le debo gran parte de lo que soy, aunque era un tipo muy odiado y déspota, aprendí muchísimo de él”.
Con la sensación de haber encontrado su camino y pasión, José Rafael Melo regresa a Venezuela con el sueño de trabajar en una industria del cine, pero se encuentra con otro panorama: a finales de los años 60, Venezuela no era comparable a la cinematografía mexicana, “en el país se realizaba cine de manera espasmódica, era un cine urgente, underground”.
Fue con la ayuda de Corpoturismo que los cineastas lograron dar sus primeros pasos hacia un cine que pudiera competir con otras producciones extranjeras, y para José Rafael Melo la llegada de un mexicano abrió una brecha importante.
Mauricio Walerstein llegó al país a principios de los años 70 y realiza “Cuando quiero llorar no lloro”, una película que rompió paradigmas.
“Después de esa película de Mauricio comenzó una apertura de producción cinematográfica en el país. Se aprobaron una serie de proyectos donde convergimos todos los cineastas de los años 1972 y 73, pero aún así no teníamos posibilidad de hacer tres largometrajes simultáneos porque no había gente preparada, no habían técnicos”.
En esa época, Melo se destacó como productor ejecutivo de obras como “Compañero Augusto” de Enver Cordido, “Se llamaba SN” de Luis Correa y “Soy un delincuente” de Clemente de la Cerda.
Fue en la producción en donde más se destacó Melo.
“Como productor, uno siempre está en una suerte de enfrentamiento -en el buen sentido- con el director y los escritores, los escritores piensan que el productor les está limitando la libertad de hacer cosas, y los directores a veces se empeñan en realizar cosas imposibles, pero sin una buena relación entre los tres no existe la posibilidad de hacer nada”.
Para Melo hay una gran diferencia entre creación e imaginación, “ puedo imaginar cualquier cosa que se me ocurra, pero la creación es imaginarte algo que es factible de hacer con los recursos y el tiempo que tengas”.
Otras experiencias
La experiencia en el cine de José Rafael Melo se extendió a la televisión, entre 1978 y 1980 Melo fue director y productor en Radio Caracas Televisión (RCTV), en producciones como “La señora de Cárdenas”, “Sangre Azul” y “Martín Valiente”.
“Yo tuve la fortuna que entré en la televisión en momentos que estaba cambiando”.
Trabajó al lado de su amigo, el escritor José Ignacio Cabrujas y en “La señora de Cárdenas”. Además de tener el trabajo de ser director de exteriores, escribía dialógos para algunos de sus personajes, “Cabrujas decía que hacía falta un productor para nivelar la factibilidad, cuando conoces los recursos, los elementos que tienes, es más fácil escribir”.
Melo inyectó el lenguaje cinematográfico a muchas otras producciones para la televisión y la publicidad, y en casi medio siglo de estar en contacto con los medios audiovisuales, Melo se considera un aprendiz. “La única forma de aprender es tener bastantes errores para enmendarlos en el camino, uno va grabando y va descubriendo que hay muchas más cosas que uno ignora que las que sabe».
En la actualidad, el escritor, director y productor está al frente de un proyecto: 12 cortos de media hora que combinan animación e imagen en vivo sobre la historia de la insurrección en Venezuela.
No es la primera vez que utiliza la técnica de animación, Melo realizó varios cortos que se exhiben en el Museo de los Niños.
Para José Rafael Melo, el cine venezolano actual “puede exhibirse en cualquier parte del mundo sin ningún tipo de vergüenza y sin agachar la cabeza”.
Con esta Clase Magistral, el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) continúa la celebración de los 120 años del cine nacional dando a conocer a quienes han dedicado su vida al cine venezolano y merecen ser conocidos y reconocidos.
Texto: Mawarí Basanta Mota
Fotografía: Sergio Gómez Antillano