Diez grandes protagonistas del cine venezolano
Desde el 2 de febrero del año en curso y con el fin de celebrar los 120 años del Cine Nacional, diez hombres y mujeres dedicados al arte cinematográfico compartieron historias y anécdotas de su oficio, en las Clases Magistrales organizadas por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC). Este es un resumen de sus inicios, su trabajo dentro de un set de grabación y sus oportunos consejos para las nuevas generaciones de técnicos cinematográficos.
¿Qué tienen en común un operador de cámara, un productor y escritor, dos vestuaristas, un decorador, una directora de arte, un asistente de dirección, un jefe de máquina, un jefe eléctrico y una maquilladora del cine venezolano?
A simple vista, cada uno de ellos ejerce su oficio en función de crear y recrear historias que llegan a la gran pantalla, muchos de ellos coincidieron en la producción de una o más películas venezolanas, y todos han celebrado más de dos y hasta tres décadas prestando su creatividad por el arte cinematográfico.
Otra de sus coincidencias es su incasable labor detrás de cámara. Son los protagonistas creadores de la magia del cine y aunque sus nombres no sean conocidos, Eddy León, José Rafael Melo, Rosa Muñoz, Francisco Padrón, Fabiola Fernández, Rafael Gómez «Guataca», Misael Velarde, Ana «Cape» Grillet, Henrry Melean y Mariela Barrios, son imprescindibles para la producción de una película.
Sin ellos un plano quedaría desenfocado, el vestuario perdería sus costuras, el decorado de un set sería solo de cartón, reinaría la oscuridad donde hace falta una luz, la cámara no estaría en el sitio correcto, el guion naufragaría en el sinsentido sin la figura de un productor.
Pero aquí no terminan los puntos en común que unen a estos diez artistas del cine.
El Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), con motivo de la celebración de los 120 años del Cine Nacional, decidió crear el Programa Descubriendo Nuestros Protagonistas del Cine Venezolano, que en palabras de Alizar Dahdah Antar, vicepresidenta del CNAC, tiene como propósito «descubrir a nuestros protagonistas invisibilizados del cine venezolano. Maquinistas, eléctricos, foquistas, utileros, escenógrafos, directores de arte, maquilladores, estilistas, sonidistas, camarógrafos, directores de fotografía, script, asistentes de dirección, casting, productores de campo, camioneros, administradores, guionistas, entre otros, son parte del equipo de producción de una película y queremos que los venezolanos y venezolanas los conozcan uno a uno, y se sientan orgullosos de tanto talento».
Es así como cada jueves, un Protagonista del Cine Venezolano llega a la Sala Román Chalbaud del Laboratorio del Cine y Audiovisual «Rodolfo Santana»del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, para ofrecer una Clase Magistral llena de conocimientos y anécdotas.
Estas clases magistrales comenzaron el 2 de febrero del año en curso, con Eddy León, operador de cámara y director de fotografía, y es en la cuarta clase con la directora de arte Fabiola Fernández, que se transmite por primera vez en vivo por el canal de YouTube del CNAC.
Cada uno de los diez protagonistas del cine venezolano llegaron a su Clase Magistral preparados con datos importantes, llenos de emoción, plenos de entusiasmo y con muchos nervios, porque como todos coinciden, su costumbre es estar detrás de cámara, no frente a ella.
Pero mientras los minutos pasaban, los nervios desaparecían a medida que nos confirmaban por qué son tan importantes y merecedores de llamarse Protagonistas del Cine Venezolano.
La primera toma
Todo comienzo de los diez protagonistas en el mundo del cine fue por ensayo y error.
Con Eddy León, operador de cámara y director de fotografía, sus pasos llegaron en primer lugar a Tiuna Films después de realizar unos cursos de manejo de cámara en la Academia Americana, tenía apenas 18 años.
«Llegué como el asistente del asistente y fue una época bastante dura para mí porque yo no tenía mucha experiencia en la calle».
A Eddy le tocó la monumental responsabilidad, en ese ambiente que él percibía como rígido y militar, de cantar claqueta cuando se filmaba en rollos de 35 milímetros.
«No es tan simple hacer claqueta porque ahí va el orden de los rollos, de los planos, de las tomas, de lo que se copia o no se copia, en fin, es la guía. Si tú, esa guía no la marcas bien ¡el lío va a ser terrible en el montaje! Se pierde el material, todo el mundo se confunde. En la claqueta está todo».
Los orígenes en el cine nacional de Misael Velarde, jefe de máquina, también fue con una claqueta.
Misael amaba el cine desde siempre, en un pueblo de Chichiriviche, en el estado Falcón, de donde es originario, colocaba para los turistas películas en formato Super 8, pero nada de eso se comparaba a la sensación de angustia y nervio cuando le tocaba hacer pizarra en la película «Carpión Milagrero».
Su actitud ante la pizarra era una ocasión para que los otros técnicos disfrutaran con su presencia.
«Yo hacía mi pizarra para que ellos se rieran y pasaran el estrés, lo agarraron como una burla y así me los fui ganando a todos».
Francisco Padrón comenzó limpiando baños y pasando escoba en el set de «Luna llena» de Ana Cristina Henríquez, un trabajo que realizaba sin recibir nada a cambio, pero su suerte cambió cuando necesitaron de un aprendiz para pintar unas camas.
Ese mínimo cambio fue fundamental para Francisco Padrón, porque 27 años después, lleva orgullosamente en su hoja de vida sus funciones: director de arte, utilero, ambientador y decorador.
«Por supuesto uno empieza desde abajo, desde ser un aprendiz y poco a poco vas creciendo (…) Este es un medio muy selecto, la gente tiene que tener cierta característica. Esta es una pela muy dura, los días son infinitos, es un oficio de tiempo, uno aprende con el tiempo».
Al escritor, productor y director José Rafael Melo el destino le tenía señalado dos carreras: ingeniería o medicina.
Sus padres le habían regalado un laboratorio fotográfico en blanco y negro, y José Rafael se pasaba el tiempo tomando fotografías y revelándolas en el baño de su casa.
No quiso ser ingeniero, ni médico, por eso se matriculó en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), a los dos años abandonó la carrera, agarró sus maletas y se fue a México a estudiar cine.
Cuando llegó a Venezuela, se encontró con un panorama desolador: aquella industria del cine que había encontrado en tierras aztecas no se replicaba en su país.
«En el país se realizaba cine de manera espasmódica, era un cine urgente, underground«.
Esa experiencia fue compartida por el asistente de dirección, Rafael Gómez «Guataca», quien realizó su primera película con el cineasta Román Chalbaud en «Sagrado y obsceno», en 1976.
«Para esa época se hacía el cine prácticamente con las uñas, no había presupuesto fuerte, no había una política de apoyo cinematográfico y los recursos eran muy escasos, y la película se hacía prácticamente en el tiempo determinado».
Sobre el arte y el oficio
Lo primero es tener conocimiento de la historia, leer con detenimiento el guion. Los diez protagonistas hurgan en las escenas y los diálogos para armar su trabajo.
En el caso de la diseñadora de vestuario, Cape Grillet, lo primero que desea conocer es la psiquis de los personajes, cómo se comportan, qué desean, «esa es mi forma de trabajar, y después hablo con el director y llegamos a un acuerdo. Otros me dicen que haga lo que quiera, que es lo que a mí me gusta».
Utiliza un par de herramientas que no se consiguen en cualquier lugar: «querer hacerlo y creer en lo que hace».
Como jefe eléctrico, Henrry Melean revisa el guion antes de empezar la producción, se reúne con el director de fotografía, acompaña a ver las locaciones y en su oficio tiene una relación directa con el jefe de máquina y el departamento de arte.
«Aparte de brindarle la seguridad al director de fotografía, debe atender la propuesta que él dice y por supuesto manejar el equipo (…) El manejo de los equipos para llevar la colocación de las luces».
Aunque no lo parezca, dirección de arte y eléctricos tienen relación porque el primero puede camuflar el trabajo de los segundos. En líneas generales para Fabiola Fernández, directora de arte, su trabajo consiste en «dar todas las directrices de la parte estética de la película, pero en Venezuela terminas haciendo de todo un poco, tienes que estar hasta en los ensayos con los actores».
Francisco Padrón, quien comparte oficio con Fabiola Fernández, acota que también existe un matrimonio entre la dirección de fotografía y la de arte, «todos estamos trabajando en función de una cámara, todos estamos trabajando en función de contar una historia. El trabajo de fotografía y de arte jamás está divorciado, nosotros apoyamos, nosotros le creamos el espacio físico y donde se va a desarrollar la puesta en escena».
La maquilladora Mariela Barrios toma su oficio con mucha atención, «yo soy muy intensa con mi trabajo, no quiero que se me escape nada».
Por eso, toma todas las previsiones necesarias, antes y durante de su participación en una película: lleva un cuaderno donde deja anotado todos los detalles, sigue la secuencia de los planos, compra los mejores productos para maquillar, y en cada producción se muda al set con una maleta cargada de todo tipo de implementos.
«Yo me muero si llego a una filmación y no tengo algo, yo siempre me cuido las espaldas, siempre me llevo cosas de más para evitarme problemas».
Las anécdotas
La vestuarista Rosa Muñoz ha trabajado con los directores Román Chalbaud, Bruno Zincone, Calogero Salvo, Luis Alberto Lamata, Solveig Hoogesteijn y Alejandro Bellame, y a pesar de toda la experiencia, realizar una película es siempre contar con imprevistos y estos a su vez se transforman en anécdotas.
Con el director Luis Alberto Lamata en su película «Desnudo con naranjas», Rosa cosía a última hora el vestido de la actriz principal, Lourdes Valera, porque los diseños originales de época no servían, «cuando llegó el vestuario vino en una bolsita, y le digo al diseñador que era amigo mío que eso no servía, porque un vestido de época no viene en una bolsita».
En «La oveja negra» de Román Chalbaud sufrieron un robo masivo en un teatro de La Candelaria y entre las pérdidas estaba el vestuario. La decisión fue inventarse una nueva escena con otra ropa porque no había tiempo para nada más.
Tocaba grabar una escena en una casa en La Pastora. El director era Román Chalbaud con su película «Cangrejo II» y en las máquinas estaba Misael Velarde.
«La escena requería de un movimiento de cámara para seguir el paso de los actores, Chalbaud grabó el ensayo pero cuando dio la señal de acción, no se puedo filmar nada más.
La estrechez de la casa no permitía el movimiento, y en ese trajín rompieron marcos, puertas y paredes, «y no hicimos la toma. Nos fuimos derrotados. Román (Chalbaud) reveló el ensayo..¡Y había quedado…! Son cosas que pasan en el cine».
El operador de cámara y director de fotografía, Eddy León, también tiene una anécdota con una cámara, a la que se le otorgó el nombre en honor a él y se le conoce como «EddyCam».
El director Román Chalbaud filmaba «La gata borracha» y contrató una persona que manejara un Steadicam para grabar un plano donde Miguelángel Landa persigue a Alba Roversi en la playa.
«Esa escena se tenía que hacer en la madrugada, y llegó el hombre para empezar a montar el aparato, no sé qué pasó que no pudo hacer el plano. Y en plena cuestión me da instrucciones Román y yo agarro mi cámara en mano y como tengo la experiencia, cuando van corriendo yo también corrí con la cámara en mano. Y así quedó en la película, mucho más dramático y viene Román y me dice: tú eres EddyCam».
El jefe eléctrico Henrry Melean estuvo presente cuando mandaron al corte de comida en la película «Rosa de Francia», y todo el equipo se fue al almuerzo olvidando un detalle: dejaron colgada por más de cinco minutos a una de las actrices.
Al asistente de dirección, Rafael Gómez «Guataca», le ha tocado buscar a último minuto, travestis, enanos, extras para la película, y fue el actor Orangel Delfín quien lo bautizó con el sobrenombre de «Guataca» cuando le gritó en una escena porque no estaba en su sitio; el actor le pidió que no le gritara a lo que Rafael Gómez contestó «le estoy gritando al personaje, no a ti».
Últimas tomas: los consejos
Los diez protagonistas del cine comparten el sentimiento de la pasión por lo que hacen y ese es el consejo que quieren multiplicar a las próximas generaciones, a los nuevos aprendices.
Es lo que pide Rafael Gómez «Guataca», «la pasión es lo más importante y sobre todo estudiar mucho y ser constante, constante con sus proyectos. No quebrarse, porque el cine es uno de los oficios más difíciles porque tiene todos los componentes de las demás áreas. Tiene la música, la pintura, iluminación, tiene los efectos especiales, el sonido, el cine reúne todas las demás artes, pero ante todo la pasión».
Es lo que siempre ha aplicado Misael Velarde para quien la máquina hay que sentirla porque ella es amor. Fabiola Fernández aconseja que lo principal es embarcarse en el trabajo de investigación y el estudio.
Para José Rafael Melo la única forma de aprender es cometiendo errores, «para enmendarlos en el camino, uno va grabando y va descubriendo que hay muchas más cosas que uno ignora que las que sabe».
Estar pendiente de los tiempos y las necesidades, es la manera de trabajar de Francisco Padrón, «muchas veces se tiende a descuidar los tiempos, pensar que ya todo está listo y no es así, también es un error pensar que lo puedes hacer todo tú solo».
Rosa Muñoz ofrece con humor unos puntos importantes para los que se quieran dedicar al mundo del vestuario «tienes que llevar la secuencia, tener la ropa de los actores limpia, estar siempre de buen humor y, con rubor, afirma que es importante tener los labios pintados, «eso no puede fallar, siempre con los labios pintados y muy arreglada».
La maquilladora Mariela Barrios confiesa que el cine para ella es un «Te amo», y ese sentimiento que los diez cineastas han expresado sin titubear, es lo que los convierte en nuestros grandes y eternos Protagonistas del Cine Venezolano.
Texto: Mawarí Basanta
Fotografías: Sergio Gómez Antillano/Rosa Elena Mota/ Mawarí Basanta