El método de actuación de Jorge Canelón
El actor y director de casting para cine y televisión, Jorge Canelón, compartió sus experiencias en una Clase Magistral que lo convirtió en el décimo tercer Protagonista del Cine Venezolano invitado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC).
Una espera interminable fue la que vivió el joven Jorge Canelón, desde las 9 de la mañana hasta las 3 de la tarde, cuando un domingo del año 1971, unos compañeros del campamento juvenil al que asistía le llegaron con una pregunta que marcaría su vida con un antes y un después, «¿Quieres hacer teatro?», y al momento le entregaron un libreto para asistir a un casting de lectura, ese mismo día a las 3:00 de la tarde.
«Yo empecé a pelear con el reloj porque no avanzaba rápido, con un hambre y una ansiedad tremenda de participar».
La obra de teatro era «El mancebo que se casó con mujer brava» de Alejandro Casona; y Jorge Canelón obtuvo un papel como actor en una puesta en escena que se repitió por tres fines de semana con un lleno total. Al final el director se le acercó con un sobre lleno de dinero como pago por su trabajo, «con 70 bolívares, ¡era una fortuna! Porque una parrilla costaba un bolívar con un real, y lo primero que pensé fue en comer parrilla y subí a la esquina y me comí tres parrillas. ¡Esto es una maravilla! A mi me gusta esto y de paso me pagan».
Tenía 16 años cuando descubrió lo que haría por el resto de su vida y nada se lo iba a impedir, fue así como las carreras de Castellano y Literatura y Psicología quedaron a medias, porque Jorge Canelón dedicaba su tiempo a ensayar con tres diferentes grupos de teatros.
Entre 1976 y 1977 participa en la Escuela Nacional de Teatro, asiste al Laboratorio Teatral Ana Julia Rojas y se inscribe en el Taller del Actor con Enrique Porte, donde conoce a la actriz Marilda Vera. Fue el contacto con esta actriz lo que acercó a Jorge Canelón al cine.
Un caudal de aprendizajes
«Por los caminos verdes» (1984), una película de Marilda Vera, fue la primera experiencia cinematográfica de Jorge Canelón quien estaba acostumbrado a la rigurosidad del teatro, del silencio absoluto, del método actoral de dejar todo en una escena. Pero el cine no es el teatro, y Canelón lo comprobó en su primera toma.
Para esa ocasión, como su personaje requería que estuviera cansado de caminar un largo trecho, Canelón empezó a realizar ejercicios, a correr para darle autenticidad al momento y llegar cansado a la escena, «yo estaba por allá tirado, ya había hecho una hora y media de ejercicio y pregunto, ¿qué pasa? Las luces, no había cómo colocar las luces y era una gran dificultad para el equipo de iluminación».
Hubo otra escena en la cual debía conectarse con el dolor y Jorge Canelón pasó hora y media llorando solo para estar preparado, pero al momento de decir acción no le quedaba ni una lágrima. Para Canelón «Por los caminos verdes» representó doble enseñanza: en el mundo del cine debía esperar que las luces estuvieran casi listas para colocarse en situación; y, la segunda, fue tener consciencia de que no existía el silencio.
Aprendió de Maria Nela Alas, quien ejercía como script de la película. «Me dijo que el cine es mucha gente, un gran equipo y cada departamento está en su labor, tú no puedes pretender que se queden callados, al contrario tienen que estar constantemente comunicados».
Miedo escénico
Cada película era un nuevo aprendizaje, y en «Aventurera» de Pablo de la Barra, Jorge Canelón no olvidó una gran enseñanza: escuchar siempre al director.
Canelón llegó a «Aventurera» cuando todos los personajes tenían a un actor asignado, pero eso no fue impedimento para presentarse delante de Pablo de la Barra y pedir con firmeza una oportunidad para representar un personaje.
«Recuerdo que yo agarré, aparté la silla y le dije ‘yo vengo aquí por un personaje llamado Ronco, yo te hago un monólogo en este momento y tú decides si soy yo o no soy yo’, y Pablo me dice ‘Me gusta esa actitud, déjame pensar’.
Dos días después ya era parte del largometraje, por eso Canelón aconseja a los actores que lleguen a un casting con seguridad y un poco de arrogancia, a la ofensiva y no a la defensiva, con la prédica en la mano de saber que ese director necesita tu talento, «entren afirmados al casting y eso les va a dar muchísima más fuerza».
En cuanto a esa otra enseñanza, escuchar al director, Canelón recuerda cómo Pablo de la Barra les decía a los actores que siempre la mayor tensión es la mayor relajación. «A lo mejor en ese momento no lo comprendí, lo he comprendido después con el tiempo cuando ha habido otros momentos en los que he estado como actor. La mayor tensión que puedes lograr con un personaje en una actuación es porque tú estás en la mayor relajación».
El director Pablo de la Barra evoca «Aventurera» como una película «muy sabrosa» en la que recuerda a Jorge Canelón en uno de los personajes que más le impactó, «estaba realmente muy bien colocado, y fue muy grato trabajar con él».
Pablo de la Barra tiene como modelo de trabajo ensayar mucho con los actores, sabe la importancia de este primer contacto por su formación teatral, es por eso que ensaya con sus actores hasta las últimas consecuencias, «y llevo a los actores a tener tan bien conocidos sus personajes y su movimiento que cuando entramos en el momento de filmar, estamos ya perfectamente organizados».
A veces los actores sufren de miedo escénico. Esta sensación es para Canelón la demostración de que el actor o la actriz sienten responsabilidad sobre su trabajo, así como una gran sensación de vulnerabilidad a la hora de estar frente a un público, frente a una cámara. «Los actores quieren que los dirijan, los actores desean que los dirijan porque se sienten muy vulnerables cuando entran en el set en situación de interpretación, eso lo agradecen, así se trate de un actor que tiene toda la experiencia del mundo, agradecen que los orienten porque se sienten desvalidos y eso hay que tomarlo en cuenta».
En la dirección de casting
La experiencia de Jorge Canelón como actor en el cine venezolano abarca películas como «El Caracazo» (2006) de Román Chalbaud, «Una abuela virgen» (2006) de Olegario Barrera, «El show de Willi» (2014) de Fernando Venturini, entre otras.
Pero también tiene una participación importante en televisión que empieza con el programa «Bienvenidos» de Miguel Ángel Landa, sigue en telenovelas como «Amanda Sabater» y «Por esta calles», de Ibsen Martínez, «Angélica Pecado» de Martin Hans, y otras más.
Su hoja de vida cinematográfica se complementa con un cargo importante en el medio cinematográfico: director de casting en películas como «Al borde de la línea» de Carlos Villegas, «El irrigador» de Milton Crespo, «Zamora» y «La planta insolente» de Román Chalbaud.
«El trabajo del departamento de casting es mucho más extenso de lo que la gente se imagina, no es ese momento de invitar actores y actrices, o modelos y hacerle la toma (…) Una vez que se decide que este actor o actriz son los personajes, en el departamento de casting nos convertimos en protectores de ellos y de su look, cuando nos enteramos que hay un exceso nos preocupa, es un cuidado permanente».
Que un actor realice un casting, no es para Canelón una forma de evaluar la calidad del actor, sino para verificar que este sincronice con el personaje, porque es diferente ver a una persona en vivo que a través de la cámara.
Con guión en mano, el director llama a lecturas de guion durante la fase de preproducción para el ensayo y trabaja de esta manera en el desarrollo del personaje.
Es en esta etapa cuando el director César Bolívar, presente en la Clase Magistral, comenta que su método es dar la máxima libertad a sus actores, «yo les quiero recomendar que ensayen mucho, ensayen y traten de ensayar mucho en los espacios, si no tienen las locaciones traten de conseguir espacios parecidos para que el actor se sienta cómodo en sus movimientos, porque es un todo. Cuando uno dirige no es solo el actor sino también el espacio donde se mueve el personaje».
Para Canelón el personaje principal es tan importante como los actores secundarios, o los extras a quienes prepara con muchas indicaciones, para que «tengan consciencia que son tan importantes como el actor principal de la película».
Viaje sin retorno
Desde que tenía 16 años Jorge Canelón supo lo que quería ser en la vida.
Ahora, muchos años después, Canelón se hace una pregunta, «¿qué me motiva a hacer cine?»
«Para mí hacer cine es como un viaje sin retorno y al mismo tiempo es el viaje más hermoso que puedas emprender, un viaje con destino, cronograma, equipo humano, catering, imprevistos y un sueño hermoso con el cual estás comprometido. Hay que hacer este viaje grandioso, así que este viaje lo haces acompañado de locos, unos locos bellos que insistimos en hacer cine».
Con esta Clase Magistral, el actor y director Jorge Canelón se convierte en el décimo tercer protagonista invitado al Programa Descubriendo Nuestros Protagonistas del Cine Venezolano, creado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), con motivo a los 120 años del cine nacional.
Alizar Dahdah Antar, vicepresidenta del CNAC, aseguró que estas clases magistrales son un homenaje a los hacedores del cine venezolano, quienes han trabajado con entrega, esfuerzo y sacrificio, «queremos dar visibilidad a estos creadores, queremos develar los rostros a esos nombres y apellidos que aparecen en los créditos de las películas venezolanas».
Las clases magistrales del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) se realizan todos los jueves a partir de las 9:30 de la mañana y se pueden disfrutar en vivo por el canal del CNAC en YouTube: Centro de Cinematografía CNAC VENEZUELA.
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Texto y fotografías: Mawarí Basanta